Septiembre es el mes más vinícola del año. En estas semanas los controles del azúcar que contiene la uva se repiten sin cesar. Los viticultores y bodegueros miran sin parar sus teléfonos móviles. No esperan un mensaje o una llamada, sino noticias del tiempo. Imaginemos un viticultor en un viñedo que mira a Montserrat en Barcelona. Alza sus ojos y contempla como una nube se torna gris y avanza sobre la mole granítica de Montserrat. A sus espaldas, un desfile de cientos de nubes que parecen volar sin chocarse, seguramente buscando el momento de unir sus fuerzas.
El año vinícola promete ser muy bueno, en cantidad y en calidad, pero las promesas se las lleva el viento en ocasiones... Quienes cultivan la vid lo saben. Los refranes trasladan el saber popular y éste ha estado, durante siglos, muy ligado al tiempo y la cosecha... "Las promesas se las lleva el viento" o "a quien madruga, Dios le ayuda".
Una tormenta puede hacer cambiar todas las esperanzas puestas en el viñedo. La decisión para un viticultor es difícil. Si la uva está casi en su perfecto punto de maduración se recoge sin problema. Hablamos de ese momento en el que el contenido de azúcar asegura la perfecta fermentación y el equilibrio adecuado de azúcares y acidez. ¿Pero qué ocurre si la uva está bien pero podría estar mejor? ¿Espero un día más? El móvil nos da las noticias del tiempo. "Parece que es mejor vendimiar hoy para reducir riesgos. Vamos allá".
[destacado]Son muchas los viñedos que han visto transformada la vendimia: la mano del hombre desaparece y se sustituye por máquinas eficientes que buscan tratar bien la uva[/destacado]
La vendimia es un momento mágico para quien la haya vivido. Es también un momento de mucho trabajo. Tradicionalmente se vendimiaba en familia y con amigos, a mano. Es por eso que en las regiones vinícolas hay tantas fiestas vinculadas a la vendimia. Su fin es motivo de fiesta para todos; de esperanza en la cosecha tras el duro trabajo de las últimas semanas o días. Fin del trabajo duro, comida y vino del año pasado a la espera que la prensa deje salir el néctar que, tras fermentar, se vuelva vino.
Son muchas los viñedos que han visto transformada la vendimia: la mano del hombre desaparece y se sustituye por máquinas eficientes que buscan tratar bien la uva pero vendimiar a enorme velocidad. Estas máquinas rompen con la idea popular de la vendimia, ésa que existe en el imaginario colectivo y que resulta en ocasiones bucólica y retrato de un sinfín de cuadros.
Para nuestra suerte, son muchas las bodegas que siguen conservando la vendimia a mano como un signo diferencial: viñedos poco accesibles, producciones muy pequeñas, el mimo del fruto, recolección en cajitas, vendimia nocturna... Aún hoy se puede disfrutar de la vendimia "tradicional". Y hacerlo no ha de ser un sacrificio. Muchas son las bodegas que ofrecen la opción de vendimiar una fila durante una jornada de mañana.
Enoturismo en bicicleta
Volvamos a nuestro viticultor en el Penedés de la región de Barcelona. Las nubes que miraba se han disipado y el día parece que será claro. Esa mañana vendrán turistas; enoturistas para ser más específicos. En la bodega han puesto en marcha un proyecto muy bonito. Al igual que Barcelona es una ciudad pionera en España en el uso de un servicio de alquiler de bicicletas, en el Penedés de Barcelona se ofrecen visitas a bodegas entre los viñedos en bicicleta eléctrica. Esto se combina igualmente con actividades de vendimia. Las bicicletas eléctricas permiten que cualquier persona pueda disfrutar de recorridos con ligeras pendientes. Son además ecológicas, lo que conjuga muy bien con la producción de vinos ecológicos que realizan un número cada vez más grande de bodegas.
[destacado]Barcelona es la ciudad de España desde la que parten más excursiones para visitar bodegas[/destacado]
Barcelona es la ciudad de España desde la que parten más excursiones para visitar bodegas. En un típico wine tour desde la ciudad Condal se visitan entre dos y tres bodegas y sus precios varían entre 60 y 100 euros, dependiendo de las bodegas visitadas y de si se incluye comida.
Si lo que se quiere es vendimiar o realizar recorridos en bicicleta hay que desplazarse en coche hasta las bodegas que organizan estas actividades más específicas. Albet y Noya es una de estas bodegas que realiza puntualmente actividades con recorridos en bicicleta y posibilidad de vendimia.
El mayor problema de estas actividades está en la elección del día. Volvemos al tema de la meteorología: el viticultor debe tomar decisiones rápidas basadas en la evolución de la uva y en los posibles riesgos asociados al tiempo. Hay que atinar con la fecha elegida y esperar que la bodega decida finalmente vendimiar ese día. Si se consigue, la diversión está asegurada; y si se llevan niños, aprenderán mucho del campo, tocando, recogiendo y, por qué no, tomando alguna que otra uva. Descubrirán así lo distintas que son las que se utilizan para elaborar vino, con mucho más azúcar pero también mucho más pellejo, de las uvas de mesa.
En el peor de los casos uno puede terminar "de vinos" por Barcelona... Lo que tampoco está mal.
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